En 2018, la paz adquirió una connotación minimalista con la consolidación del bloque de derecha, que operó como muro de contención a las aspiraciones transformadoras de la paz de 2016. Pero la paz transformadora volvió a la escena pública durante las elecciones presidenciales con la amplia coalición de partidos de izquierda y movimientos de base que respaldaron la candidatura de Petro. Esta situación sugiere que, a pesar de los muchos tropiezos y asimetrías de poder, así como de la poderosa influencia que la violencia aún ejerce, el acuerdo de paz está logrando en Colombia lo que ningún otro acontecimiento —ni siquiera la Constitución de 1991— había alcanzado: una discusión programática entre izquierda y derecha.