La atención es un estado de activación adecuado que permite a un individuo seleccionar la información que desea procesar con mayor prioridad y eficacia, así como controlar de forma voluntaria y consciente el comportamiento. El desarrollo de la atención dota al niño de los mecanismos necesarios para ejercer una mayor y más eficaz regulación de los pensamientos, emociones y acciones. Las funciones atencionales experimentan un enorme desarrollo durante los años preescolares, aunque el proceso de maduración continúa durante toda la infancia y adolescencia. Este desarrollo se sustenta en la maduración de estructuras cerebrales fundamentalmente frontoparietales. Estudios recientes en el campo de la neurociencia cognitiva revelan que el funcionamiento de estas redes neurales se ve afectado tanto por factores de tipo genético como por las experiencias tempranas y la educación. El conocimiento de los procesos cognitivos y mecanismos cerebrales que subyacen a la atención ayuda a elaborar estrategias educativas que optimizan el desarrollo de esta importante capacidad y promueven el ajuste socio-emocional de los niños y su capacidad de aprendizaje en el aula.