Memorias alienígenas: reflexiones sobre la dictadura y su después a partir de Space Invaders de Nona Fernández

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Daniel Noemi

Resumen

Escribir desde los cincuenta años del Golpe de 1973 puede devenir una tarea imposible o banal. Imposible porque ¿cómo hablar desde la muerte o desde la desaparición? Banal, pues como lo expresa Diamela Eltit: “cualquier relato lineal puede banalizar lo que ocurrió, porque la violencia estaba alojada con distintas intensidades en cada uno de los espacios del país, y que nombrar trivializa o atenúa […] referirse a ese tiempo, a la vida concreta de ese tiempo, podría transformarse en una forma insensata de ‘privilegio’” (El ojo en la mira 61). Así, para evitar (o intentarlo al menos) caer en una frivolidad neoliberal es que recurrimos a ciertas ficciones y realidades literarias para volver a ese tiempo que, desde hace medio siglo, no ha dejado de recomenzar cada vez, pues como sabemos y repetimos, incansables y cada vez recordando a Benjamin, el pasado no pasa. Sí: la “verdadera historia”, a la que alude Leonardo Pollo Véliz en sus memorias sobre lo sucedido en el Estadio Nacional las primeras semanas después del Golpe, no se ha terminado de escribir; es una historia que se continúa construyendo, armando. Todo el gran corpus que existe sobre la dictadura y su post –y del que los ensayos que cruzan estas páginas son una minúscula parte– buscan, precisamente, contribuir a esa verdad que está por venir. No debemos olvidar, no obstante, que esta es una trayectoria que carece de una finalidad final, no hay telos al cual llegar: así como el mismo pasado aún necesita escribirse (una y otra vez), el futuro es solo posible desde los intersticios del presente que construimos (y soñamos) entre todas y todos.

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